Emprendimiento femenino y su situación actual
Las mujeres siguen sufriendo de una manera mayor que los hombres la pobreza, la discriminación y explotación. En el plano laboral, la discriminación de género implica que las mujeres desempeñen trabajos, en muchas ocasiones, no seguros y mal remunerados. Según datos de la ONU, cerca del 60% de las mujeres del mundo trabajan en la economía informal, lo que las expone a caer aún más en la pobreza. La discriminación, también, reduce el acceso a bienes económicos como la tierra, esencial para comunidades indígenas o países que dependen de la agricultura. A nivel mundial, las mujeres que poseen tierras agrícolas son solo el 13%.
En este sentido, el empoderamiento económico ha sido reconocido por la ONU Mujeres como esencial para potenciar la igualdad de género a nivel mundial. De esta manera, poder cumplir con el ODS 5: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.
El trabajo de Ayuda en Acción en el empleo y emprendimiento
En Ayuda en Acción se ha comprobado que los enfoques programáticos tradicionales rara vez logran impactos a gran escala o sostenibles en el tiempo. Por esto, el enfoque de la organización se centra en intervenciones que modifican los incentivos, el comportamiento de las empresas y otros agentes del mercado para garantizar cambios a gran escala, sostenibles e inclusivos. El objetivo de esta forma de trabajo es dinamizar oportunidades económicas, empleo y emprendimiento de manera que las mujeres tengan un ingreso decente y sostenible.
Digna: “En un mundo de hombres, las mujeres pudimos empoderarnos”
Digna vive en Sechura, Piura, y por más de 20 años se dedica a la artesanía marina. Ella participó del proyecto AcuiPesca que promovió la fundación, para mejorar sus productos y generar más ventas.
El esposo de Digna es pescador, y el entorno en el que se desarrolla esta actividad es, muchas veces, machista. Pero, ella no quiso ser parte de esta situación, quería un cambio y tenía el arte en las manos para hacerlo. Se dio cuenta de que se vertían muchos residuos de las conchas de abanico, una de las principales actividades en la Bahía de Sechura. Entonces, con las mujeres de su asociación, recogían estos desechos, los procesaban y convertían en artesanías para vender. Un modelo sostenible económica y ambientalmente que ha permitido que saquen adelante a sus familias.
Gracias a las capacitaciones de la fundación, Digna se convirtió en una mujer líder en su comunidad. Y sin darse cuenta, otras mujeres siguen su ejemplo. Hoy, es vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Productivas y Artesanas Multiservicios Sechura (AMPAM) y promueve un empoderamiento responsable entre las mujeres que la conforman.
“Aporto económicamente a mi familia y, además, me siento libre”, asegura.