Oportunidades. El futuro no es algo que podamos predecir o elegir, pero sí podemos construirlo con mucho empeño para alcanzar nuestras metas. Pero, no siempre los entornos son favorables. Factores como la pobreza pueden ampliar la brecha de la desigualdad. Sin embargo, en escenario tan adversos, una oportunidad puede ser ese impulso que alguien más necesita para transformar su futuro. Yovana y Rusbiña son dos jóvenes cusqueñas que aprovecharon esa oportunidad.
Rusbiña, una historia de emprendimiento
Cusco es una región en la que la pobreza ha disminuido notablemente, pero aún hay un 22% de la población que está en esa situación. Y en ese índice, estaba Rusbiña. Ella creció en un ambiente de violencia y desigualdad, y a sus cortos 25 años, ha venido luchando contra una serie de adversidades. Temía que su futuro estuviera marcado por ello.
Sin embargo, fue una oportunidad la que la impulsó a romper su círculo de pobreza. Y esa oportunidad llegó como la invitación a formar parte de un proyecto de emprendimiento. Es bien conocido el alto turismo en la zona y la demanda de sus productos tradicionales. Rusbiña empezó, entonces, a dedicarse a mejorar la actividad del tejido. Aprendió no solo nuevas técnicas, sino adquirió conocimientos básicos de contabilidad, administración y plan de negocios. Y ahora se siente capaz de lograr lo que se proponga. Ya no tiene inseguridades y tiene objetivos claros: estudiar, enseñar a sus hijos y abrir su propio negocio.
Yovana, dueña de su futuro
Yovana también vive en Cusco, exactamente en la comunidad de Huilloc. Durante su tiempo en el colegio, fue víctima de acoso escolar. Su timidez y baja autoestima la hacían vulnerable ante sus compañeros. Fue una etapa dura, pero en ese momento, no veía otro camino.
Tiempo después, Yovana empezó a participar de los programas de radio comunitaria, que se desarrollan como parte de la línea de Protección. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía a su alcance más oportunidades de las que había imaginado. Su entusiasmo y perseverancia le permitieron mejorar sus habilidades sociales como el liderazgo, la comunicación asertiva. Y técnicas, como la locución, redacción de guiones, conducción, entre otras.
Estas habilidades le permitieron fortalecer su autoestima y su enfoque en la vida. "Ahora puedo hablar, no me tapo con mi manta, puedo hablar con fluidez y sin miedo", afirma con seguridad. Gracias a su experiencia, Yovana se ha convertido en un ejemplo inspirador para otras jóvenes.
¿Por qué hablamos de oportunidades?
Rusbiña y Yovana no se conocen, pero comparten la voz de miles de jóvenes que, debido a la desigualdad, se han enfrentado a un sinnúmero de obstáculos por su contexto o el solo hecho de ser mujeres, Pero que, con una oportunidad y las herramientas en las manos, encontraron el aliento para empoderarse y tomar las riendas de sus vidas.
Eso significa una oportunidad: la posibilidad de un futuro prometedor y una vida digna.
Cada uno de nosotros, puede ser la oportunidad de alguien más.