Perú tiene la mayor desigualdad de género de América Latina. Los estereotipos y prejuicios, socialmente construidos, han puesto sobre la mujer limitaciones que impiden su desarrollo integral. Esto, si bien tenía un arraigo mayor décadas anteriores, la generación actual sigue arrastrando todavía formas sesgadas de mirar el mundo.
En este escenario, es importante seguir desarrollando espacios que deconstruyan actitudes y pensamientos machistas y, más bien, motiven una igualdad sostenible entre las y los jóvenes.
Brecha de género en la educación
En relación a la educación, las niñas y niños empiezan de manera similar. A nivel nacional, el 89% asiste a inicial y el 97% a primaria, según la encuesta ENAHO 2023. Posteriormente, la asistencia a la secundaria disminuye, sobre todo en hombres adolescentes (83.1%) en comparación a las mujeres (85.6%), acentuándose aún más a nivel rural con 78.2% y 82.7%, respectivamente.
No obstante, a pesar de observarse esta diferencia “a favor” de las mujeres, la tasa de empleo en Perú se revierte, evidenciándose una mayor actividad económica por parte de los hombres con casi un 20% de diferencia por encima de las mujeres.
Es decir, aun cuando hay un menor porcentaje de hombres jóvenes que culminan sus estudios, siguen teniendo mayores posibilidades que sus pares mujeres de acceder a empleos formales, así como de generar más ingresos, existiendo actualmente una brecha salarial de género del 29.6%.
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¿De dónde surge la desigualdad de género?
En vista de este panorama, uno se pregunta, ¿de dónde surge esta desigualdad, si empezaron pisando la misma meta? Existen muchos factores que influyen en que las jóvenes no tengan las mismas oportunidades a nivel profesional, laboral y de ingresos, más aún cuando tenemos en cuenta otros determinantes, como el origen, nivel socioeconómico, edad o discapacidad.
Uno de los factores más relevantes son los estereotipos de género, que han delimitado en la sociedad expectativas respecto a lo que se espera de nosotras como mujeres: maternar y cuidar de otros. Estas acciones en sí mismas aportan incluso más que otra actividad en el PBI en el Perú[1], pero aun así son minimizadas, invisibilizadas y denigradas.
Esto, genera, por un lado, limitaciones a la diversidad de oportunidades laborales disponibles, al vincularnos a cargos y funciones ligadas al cuidado (educadoras, psicólogas, cocineras, enfermeras, peluqueras, comerciantes de artículos cosméticos o del hogar, entre otros) que además ofrecen salarios más bajos.
Por otro, justificando despidos, exclusiones en contrataciones, bajos salarios o posibilidades de ascenso por encontrarnos en edad fértil, ser madres o ser muy emocionales.
[1] Entre el 15% y 30% según informe de la Defensoría del Pueblo (2019)
¿Cómo reducir la desigualdad de género entre hombres y mujeres en el Perú?
Estas son algunas medidas que se deben tomar para promover la equidad de género, tanto en la costa, como en la sierra y selva:
1. Educación igualitaria desde temprana edad
Es fundamental iniciar la promoción de la equidad de género desde inicial y primaria. Esto implica incentivar una educación inclusiva que fomente la igualdad y el respeto entre los niños y las niñas. Los currículos deben estar libres de estereotipos de género y asegurar un acceso equitativo a la educación para todos.
2. Promoción de oportunidades laborales para mujeres
Perú debe trabajar para eliminar las barreras que dificultan el acceso de las mujeres a trabajos dignos y bien remunerados. Esto implica promover la igualdad de oportunidades de empleo para los jóvenes, brindando capacitación y desarrollo profesional, y luchando contra la discriminación salarial.
3. Empoderamiento económico y financiero
El empoderamiento de las mujeres en el aspecto económico es clave para superar la desigualdad de género. Es necesario impulsar el emprendimiento femenino, proporcionar acceso a servicios financieros y fomentar la participación de las mujeres en sectores económicos clave.
4. Participación política y liderazgo femenino
Es esencial promover la participación dinámica de las mujeres en la esfera política y estimular su liderazgo en todas las instancias de toma de decisiones. Esto implica asegurar una representación justa en los puestos públicos y fortalecer su habilidad para ejercer influencia en las políticas gubernamentales.
¿Cuál es el papel de Ayuda en Acción para trabajar en la desigualdad de género?
Frente a esto, desde la Fundación Ayuda en Acción vemos necesario abordar diversos flancos. Trabajamos con niñas, niños, adolescentes y jóvenes, y tanto de zonas rurales como urbanas, en sus planes de vida, asegurando que sigan soñando, deseando y apostando por profesiones no estereotipadas, a fin de que no limiten sus oportunidades de crecimiento laboral y profesional.
Además, generamos espacios para el fortalecimiento de sus habilidades socioemocionales, para que su autoestima y autovaloración no sean limitantes en su búsqueda de oportunidades. Trabajamos con las empresas e instituciones públicas y privadas, para promover la contratación de mujeres u hombres de manera equitativa a la realidad del territorio.
Por último, trabajamos con las familias para promover la corresponsabilidad en las tareas del cuidado, con la finalidad de asegurar una paternidad activa por parte de los hombres; y con ello, la descarga de roles de las mujeres para asumir otras tareas y funciones deseadas en el espacio público.
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Por Marisú Palacios, asesora nacional de Género