La movilidad humana siempre ha estado motivada por la búsqueda de una mejora en la calidad de vida. Es algo que, durante muchos años en la historia, ha empujado a muchas familias a migrar, dejando toda una vida con el objetivo de encontrar nuevas y mejores oportunidades de desarrollo. Es una realidad constante, no solo en nuestro país, sino en el continente americano. Sea quien sea que migre, el objetivo es el mismo: tener un futuro mejor.
Migrantes en Perú ¿Por qué hemos comenzado a hablar de ello?
Los datos sobre movilidad humana reflejan que en la actualidad 1 de cada 10 personas en Lima, viene de Venezuela, esto según la plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela - PRPM, que asegura que el 75% de quienes vienen de ese país reside actualmente en la capital peruana. Más de 7.1 millones de venezolanas y venezolanos han dejado su tierra. Para finales del 2022, según según la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela - R4V el Perú habrá recibido cerca de 1.45 millones para términos de este año.
Pero ¿ Por qué miles de familias venezolanas dejaron su país y llegaron al nuestro?

Las ciudades fronterizas recibieron apoyo constante de organizaciones de cooperación internacional para así mitigar los efectos de la migración masiva y así poder aliviar las necesidades básicas de la población que entraba al país. Las actividades de intervención han tenido un amplio espectro de proyectos y acciones que iban desde la entrega de alimentos en frontera, así como asesoría migratoria para la regularización documentaria en ciudades de destino.
Sabemos que existen dos perfiles de migrantes en Perú, uno que busca la estadía en territorio nacional de manera permanente y otro que podemos llamar migrante en tránsito. Datos aportados por R4V, confirman que en la actualidad, el 30% de personas cruzando la frontera por el norte (Tumbes) está en camino a Chile en búsqueda de mayores oportunidades; sin embargo, los cruces fronterizos exponen a familias en estado de vulnerabilidad a muchos peligros y una constante incertidumbre.
¿Cuál ha sido nuestro trabajo frente a movilidad humana en Perú?
Durante el pico de pandemia, atendimos a la comunidad de manera presencial, llevando asistencia a miles de familias en estado de vulnerabilidad y sin redes de apoyo. Nuestro trabajo se ha basado en brindar asistencia inmediata a través de transferencias de efectivo, tarjetas de consumo y canastas de alimento, todo con la finalidad de mitigar los efectos de la pandemia en las dinámicas de seguridad alimentaria.
Actualmente, ya en tercer año post pandemia, seguimos con el trabajo en la comunidad. Sin embargo, somos conscientes de que la asistencia humanitaria debe, eventualmente, dar paso a una intervención con mayor sostenibilidad que apunte a soluciones a largo plazo que garanticen así una vida digna.
Nuestra mirada:
Es necesario hacer un cambio en las acciones e intervenciones y promover una real integración, no solo a la sociedad peruana, sino también de inclusión a la economía para que las familias puedan encontrar la estabilidad y seguridad laboral que tanto se anhela.
El desafío es grande; sin embargo, algo que la pandemia ha podido demostrar es la capacidad de impacto que las organizaciones pueden llegar a tener cuando existe la voluntad, y la apertura de trabajo en conjunto. El trabajo en cooperación es el único camino para poder lograr un país con oportunidades para todos y todas.
Escrito por:
Jose Mallqui Da Silva
Coordinar de Proyecto ANAPE-AeA
Imagen cortesía: gestion.pe