Mujeres emprendedoras. En el Perú, más de dos millones de negocios son dirigidos por mujeres, lo que representa el 60% de los emprendimientos, según la Cámara de Comercio de Lima. Y, además del impulso que esto brinda al sector productivo, el liderazgo femenino también tiene un efecto positivo en la equidad de género, el empoderamiento y la autonomía de las mujeres. Este impacto se extiende, incluso, a la disminución de la violencia familiar.
Irma: “Estoy feliz de cómo está creciendo nuestro negocio familiar”
Irma Peralta inició su negocio en el 2019, meses después, llegó la pandemia. Pero no la derrumbó. “Encontré una oportunidad, donde parecía que no la había. Empezamos a trabajar en las ferias del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego. Las ferias fueron un gran impulso para seguir adelante”, nos cuenta.
Ella trabajaba en la venta de leche fresca en la municipalidad, hasta que el proyecto finalizó y tuvo que buscar otras alternativas.
Así, nació la idea de independizarse y formar Agroindustrias del Valle San Lorenzo, Su familia criaba ganado, pero “yo siempre quise darle un valor agregado al negocio familiar, a los productos, para generar ingresos”, añade Irma. Los mismos ingresos que le han permitido educar a sus hijos y mejorar la calidad de vida de su familia.
Al día de hoy, su producción ha crecido y ya cuentan con asociados que les proveen de materia prima. Su empresa que se dedica a hacer yogur natural frutado, yogur de leche de cabra, queso, natilla, manjares, entre otros derivados. “Todos son productos 100% naturales. No usamos preservantes, y usamos frutas frescas de estación”, resalta Irma.
Su objetivo es articular a distintos productores, directamente, con el consumidor y ampliar su variedad de productos.
María: “Exploré mi creatividad y estoy orgullosa de hoy ser parte de las mujeres emprendedoras”

A pesar de provenir de una familia de artesanos, su madre nunca quiso enseñarle el arte del tejido. “Por los años 60 o 70, el producto de paja toquilla no era valorado. Pagaban 8 soles por sombrero”, cuenta. Pero siempre tuvo esa curiosidad, y aprendió a tejer cuando se casó. Empezó haciendo botellas, que requieren una de las técnicas más básicas. Hasta que decidió ser su propia jefa.
Es sabido que el 2017 golpeó muy duro a la región de Piura. Pero, María se negó a dejarse vencer por las circunstancias tan adversas. “Dicen que recordar es volver a vivir, pero hay partes que no me gusta recordar, aunque uno no puede escapar de la realidad. Lo cierto es que un día me levanté y dije ya no más. Tengo que continuar. Hasta aquí lloré y a seguir adelante”, dice con nostalgia.
A partir de ese momento, siguió trabajando con mucho esfuerzo y resiliencia. Hoy, a sus 31 años, dirige la asociación Timaná Artesanos en Piura, que agrupa a otros 11 artesanos, entre hombres y mujeres. “Yo solo puedo decirles que luchen, luchen mucho”, les dice a otras mujeres emprendedoras.
La asociatividad y el fortalecimiento de capacidades
Desde la línea Oportunidades de negocios sostenibles, la Fundación Ayuda en Acción fortalece las capacidades emprendedoras de hombres y mujeres en Piura. Participan negocios en marcha o que están a nivel de comercialización.
Las y los participantes forman parte de talleres y programas de digitalización, y se empoderan en algunas herramientas de diseño o social media. “Ellos mismos crean sus redes sociales, generan su contenido, participan de la creación de su marca. Buscamos la formalización a todo nivel”, explica Flor Quintana, especialista del área.
“El fortalecimiento organizacional permite una mejor incorporación al mercado, y profesionalizar sus procesos productivos. Y esto va de la mano con el desarrollo de sus habilidades blandas”, complementa Flor.
Las habilidades blandas como la comunicación efectiva, la colaboración, la empatía, el liderazgo son esenciales para el éxito de una organización, ya que mejoran la interacción entre los miembros del equipo, la comunicación con los clientes y proveedores, y la capacidad para resolver conflictos.