Sechura es una bahía de emprendedores. Hace más de 20 años, Digna Chapilliquen se dedica a la artesanía marina y fabrica lindos adornos con las conchas de abanico como principal insumo. Ella es parte de una cadena productiva enorme en esta localidad de Piura, ya que la pesca en Sechura es responsable del 80% de la producción de conchas de abanico. Sin embargo, esta actividad económica no deja de tener riesgos, pues está constantemente expuesta al Fenómeno El Niño, así como a huaicos, inundaciones y oleajes anómalos.
Para los pescadores y emprendedores de las ocho áreas de producción y 13 centros poblados de Sechura, esta es una preocupación especial, pues la pesca de concha de abanico emplea a más de 40,000 trabajadores en la región, según datos del Ministerio de la Producción (PRODUCE).
Todos los 25 de junio se celebrar el Día de la Gente de Mar 2024; por ello, es importante hacer un llamado para que se intensifiquen los esfuerzos del Gobierno y las comunidades para industrializar esta actividad, ya que cada año la crisis climática representa un riesgo mayor para los ciudadanos de esta zona.
▶ Inundaciones y pesca en Sechura
El año pasado, el ciclón Yaku comprometió a la actividad pesquera en el litoral peruano. En el Bajo Piura, la bahía de Sechura sufrió pérdidas por más de S/ 60 millones. Entre 2019 y 2021 la producción de concha de abanico alcanzó un volumen promedio de 2.8 millones de unidades. El año pasado, el ciclón Yaku redujo este número a 456,000; y en 2017, el Fenómeno El Niño Costero prácticamente desapareció la actividad pesquera en la zona, con una producción mínima de 51,000.
Desastres como estos hacen vital una evaluación constante de las condiciones climáticas. Por ello, en el marco del proyecto Acuimpulsa Sechura, desarrollado en consorcio entre la Fundación Ayuda en Acción y ANFACO CECOPESCA, se presentó el “Estudio de Evaluación de riesgos originados por fenómenos naturales respecto a la infraestructura asociada a la cadena productiva de conchas de abanico en ocho áreas de producción y centros poblados de la bahía de Sechura”.
El estudio tiene como objetivo identificar el nivel de peligro que corren la pesca en Sechura por posibles desastres naturales. Además, evalúa sus condiciones de vulnerabilidad y recomienda acciones específicas para mitigar el riesgo y optimizar la cadena productiva de conchas de abanico.
En Parachique, una de las mayores áreas productivas de concha de abanico, el ciclón Yaku generó un 90% de mortalidad, lo cual no es sorpresa porque esta es una de las zonas más vulnerables. De acuerdo al estudio de Ayuda en Acción, el centro poblado Parachique tiene un nivel de peligro muy alto por su exposición a posibles tsunamis. Hay 1,369 viviendas e infraestructura urbana que podrían desaparecer, así como 447 embarcaciones en riesgo de ir a pique.
▶ ¿Cómo evitar estos desastres?
Parachique no es el único centro poblado en riesgo. Otras zonas expuestas son Puerto Rico, Constante o Playa Blanca. Precisamente, a esta última llegó la señora Loyola Reátegui con su esposo hace más de 20 años desde su tierra natal de Huallaga, en San Martín. Trabajando en tierra y mar lograron abrir el restaurante “Yoly Reátegui”, que logró sobrevivir a la pandemia, pero puede no tener la misma suerte ante una inundación o un tsunami.
“Mi esposo empezó vendiendo pescado y luego se convirtió en pescador. Por mi parte, igual, trabajé en todo lo que apareció, y así fuimos avanzando. Estoy muy contenta porque, además de demostrar lo que puedo alcanzar y amar lo que hago, soy una mujer empoderada e independiente económicamente”, señaló orgullosa.

Para proteger los sueños de Loyola y de miles de emprendedores, así como la industria de la pesca en Sechura, el estudio recomienda una serie de acciones urgentes, como forestar el malecón frente al parque Miguel Grau, brindar mantenimiento a la infraestructura de protección de Puerto Rico, realizar programas de sensibilización, implementar rutas de evacuación y zonas seguras, así como un SAT ante tsunamis.
Recordemos la gran importancia de los pescadores para nuestra alimentación en este “Día de la Gente de Mar”, elevando a nuestras autoridades la necesidad de implementar acciones que protejan sus trabajos, producción y, sobre todo, las familias enteras que construyen día a día su subsistencia entorno a esta actividad.