En el ombligo del mundo, la voz de la desigualdad
En pleno corazón del Valle Sagrado, la comunidad de Huilloc (Cusco) descansa su paisaje a unos 3,400 msnm. Aquí vive Carlota, una joven de 21 años que sobresale por su liderazgo. El mismo que, ha sido un reto ganar en una sociedad donde aún impera la falta de igualdad entre hombres y mujeres.
“Cuando converse con mis padres y sus amigos, notará que somos una sociedad machista, y que las mujeres están relegadas. Cuando los jóvenes queremos expresarnos sobre el tema, no somos escuchados”, señala Carlota.
En conversación con Ayuda en Acción sobre sus deseos para la sociedad, asegura que se necesita fomentar la comunicación dentro de las familias. Así como, promover charlas de concientización sobre el empoderamiento de la mujer y organizar tareas que promuevan el respeto y la equidad.
Educación y oportunidades
Otra de las problemáticas que, con el cambio acelerado a la digitalización, se ha convertido en una urgencia, es la tecnología y educación de calidad. Debido a esto, los niños, niñas y adolescentes no pueden recibir sus clases virtuales, pues no cuentan con un equipo o una red de internet.
“La educación es la clave, que nos va a llevar al desarrollo como país, como sociedad o comunidad. Aquí en la comunidad, no tenemos un buen internet y los estudiantes nos sentimos muy estresados, a veces hay internet y a veces no”, señala con preocupación Carlota.
Debido a la pandemia, una de las repercusiones directas ha sido la pérdida de empleo de miles de personas. Tanto así que, entre el 2005 y 2019, esta cifra ya se había reducido de 5,4% a 3,9%, respectivamente. Sin embargo, hasta el año pasado, retrocedimos a una desalentadora cifra de 7,4%.
“En la parte social, pediría que se genere empleo para todos los jóvenes, señores, madres, campesinos, para todos que se genere trabajo”, recalca.
Desde Cajamarca, en el distrito de San Miguel, Dreysi con solo 16 años es una adolescente activa en temas de género. En su experiencia, considera que los cambios también tienen sentido en la falta de interés por poner en práctica las políticas públicas que ya existen.
“El machismo es producto de estereotipos de la educación. En la zona rural dicen que porque es varón tiene que ser alguien, porque es mujer tiene que quedarse en casa, servir, tener hijos. Pero esto no es así”.
Educación sexual para todos y todas
Debido a la precariedad en las propuestas e inacción política, las cifras de violencia de género crecen año tras año. Luego, derivan en otras como es el embarazo adolescente que este año ha pasado a ser del 14%.
“El embarazo adolescente produce que todos ellos trabajen a temprana edad y eso afecta su proyecto de vida”, complementa Marla, desde Piura.
Para Marla, se trata, incluso, de una situación que responde a la falta de confianza y por ende, de comunicación entre padres e hijos.
Fruto de la conversación, las jóvenes que participaron coinciden en que es importante poner sobre la mesa temas como la educación sexual. Y aunque, este es aún considerado en muchas comunidades como tabú, se necesitan espacios de discusión. Solo así, se podrá fortalecer y garantizar que los y las jóvenes ganen autonomía y poder de decisión.
La voz de la juventud involucrada
Gracias a proyectos como el programa radial "Construyendo mi futuro: mi voz, mi decisión responsable", los jóvenes ahora están informados. Así, ellos pueden construir puentes de diálogos entre sus pares y familias para tratar cualquier tema que los inquiete sobre su sociedad.
Marla comenta que “hablar de estos temas era ‘si le digo, será peor´.Entonces esto no ha ayudado a que nuestra voz tenga valor, dentro de lo que es la familia, la comunidad”.
En ese sentido, hoy en día, los y las jóvenes están dejando huella. Parten por reconocer cuáles son las problemáticas que afectan sus realidades y buscan la manera de abordarlas con un impacto positivo. La familia, los amigos, la radio, y cualquier entorno les sirve como espacio de diálogo y escucha.
“Me gustaría contribuir a mi comunidad, a los adolescentes, a que su voz sea escuchada. Así como me ayudaron a mí, quiero ayudar a otros a que puedan hacer llegar su opinión a más personas”, finaliza una de las jóvenes.
Estamos en el año del Bicentenario del Perú, y hay mucho trabajo por hacer, que sólo será posible si unimos voces y esfuerzos. Está en nuestras manos darlo todo para sacar adelante a nuestras familias, a nuestras organizaciones, a nuestro país. Y la única manera es trabajar en unidad. Son tiempos difíciles, pero desde nuestros lugares, podemos tomar acción y reflexión generando una agenda activa de cambio, como ellos ya lo están haciendo.
¡Por ellos y ellas, el Perú no puede parar!