Cada 31 de mayo, se conmemora el Día Nacional de la Solidaridad y de Reflexión en la Prevención de Desastres. Esta fecha, hace un homenaje a las 68 mil víctimas mortales de uno de los más grandes desastres naturales en el país: el terremoto de Yungay en 1970.
Una adecuada Gestión de Riesgos de Desastres
Áncash, 53 años después
El domingo 31 de mayo de 1970 fue, para muchos, uno de los días más fatídicos en sus vidas. A las 3:23 de la tarde, la tierra empezó a moverse. Pero, se movió tanto que las consecuencias fueron trágicas. Áncash no estaba preparada, ni ninguna de las regiones cercanas que resultaron afectadas por este evento natural. Un terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter enlutó a todo el país. Heridas que, hasta hoy, no sanan. Lecciones que, hasta hoy, no necesariamente, se han aprendido.
Juan Carlos Zambrano: “Necesitamos hacer un trabajo articulado, rápido y eficiente para no repetir otro 31 de mayo”
No es poco conocido que nuestro país forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona con alta actividad sísmica. Sin embargo, carecemos de preparación y medidas de conocimiento de riesgo o mitigación. En 1972, se creó el Sistema de Defensa Civil y casi 40 años después, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD). La brecha en prevención y preparación aún es amplia.
“La gestión de riesgos implica siete procesos. Los cambios de gestión y autoridades hacen crítico y vulnerable el conocimiento de estos. Por eso, tenemos poblaciones poco preparadas ante sismos de gran magnitud. Hemos visto hace poco, en el norte del país, pequeños sismos con graves impactos en la salud e infraestructura”, sostiene Juan Carlos Zambrano, coordinador de Reducción de riesgos de desastres y Ayuda humanitaria.
Los eventos naturales no se pueden prever, pero sí trabajar en reducir la vulnerabilidad de las personas. Esto, lo van a permitir las sinergias y trabajo articulado que se realicen con las autoridades locales y regionales, además de instituciones privadas. Entre estos, diagnósticos, planes de contingencia. Asimismo, brindarle a la sociedad civil las herramientas y organización para que puedan anticiparse y responder ante un contexto de emergencia como la elaboración de mapas de zonas de riesgo, simulacros, identificación de zonas seguras.
31 de mayo: ¿Cómo trabajamos desde Ayuda en Acción?
En estrecha coordinación con instituciones aliadas, hemos desarrollado un Sistema de Alerta Temprana (SAT) a bajo costo para las comunidades. Mediante estudios de conocimiento de riesgo, se identifican las zonas de mayor riesgo, ya sea por las lluvias, inundaciones u otros eventos naturales. “La implementación del SAT nos permite salvar la vida de las personas. La comunidad podrá evacuar a una zona segura”, enfatiza Juan Carlos Zambrano.
Junto a un equipo de especialistas e instituciones técnico científicas, se trabaja en la elaboración de mapas comunitarios y tecnología de fácil acceso para la población. Estos pueden ser pluviómetros caseros, lectores de río mediante regletas pintadas en las paredes de los mismos, alertas de sirenas, mensajería, tipología de sonidos, ejercicios de preparación. El objetivo es que se pueda comprender mejor cómo gestionar el riesgo y la comunidad pueda dar una primera respuesta ante el peligro.