Hoy entra en vigencia la disposición de Sedapal para disminuir la presión del servicio de agua potable en Lima y Callao, en horario nocturno. El bajo caudal de los ríos Chillón y Rímac, principales abastecedores de una población de más de 9 millones de habitantes, anuncian el impacto de la sequía de la sierra central en la capital. Al margen de las molestias que podría causar esta medida de contingencia en pleno verano, es una oportunidad para tomar conciencia que Lima es una ciudad construida sobre un desierto, donde 1 millón y medio de personas no tiene acceso a agua potable y más aún, que el estrés hídrico es una consecuencia del cambio climático que ya se siente con mayor intensidad en otras regiones de nuestro país.
Hace aproximadamente un mes los noticieros daban cuenta de una seguidilla de incendios forestales desatados en diferentes provincias de la sierra del país: La Libertad, Lambayeque, Huancavelica, Cajamarca y Ayacucho, se encuentran entre las más afectadas. Cientos de hectáreas de pastizales y bosque seco fueron arrasados y con ellos la fauna y flora del lugar, dejando cuantiosas pérdidas materiales, humanas y un severo daño medioambiental que hay que revertir.
Disminución de la huella hídrica y plan de reforestación
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La reforestación es vital para disminuir el estrés hídrico y conservar el medio ambiente.[/caption]En la provincia de Santa Cruz, que también fue afectada por los incendios forestales, se está desarrollando un intenso trabajo de recuperación de los recursos naturales. Se ha conformado el Comité de Gestión Agraria, con el respaldo del Gobierno Regional de Cajamarca. La finalidad de este colectivo liderado por CDCIP -socio local de Ayuda en Acción- es tomar acciones organizadas y estratégicas para el uso eficiente y sustentable del agua. Se pretende disminuir la huella hídrica de la agricultura, capacitando a los pequeños agricultores, pero también dotar de tecnologías de riego, para que no se desperdicie y se aproveche cada gota de agua, recurso natural en riesgo ante los efectos del cambio climático.
Mientras la incidencia y las decisiones políticas siguen su curso, se viene ejecutando un Plan de Reforestación en los cuatro distritos que abarca el proyecto: Chancaybaños, Catache, La Esperanza y Santa Cruz. Durante el año 2016 se ha sembrado 16,000 plantones de pino. ¿Cómo ayuda la forestación a frenar el cambio climático? La ecuación es simple, un suelo reforestado absorbe cuatro veces más agua de lluvia que un suelo cubierto de pastizales, y 18 veces más que un suelo erosionado o desnudo.
Ocurre además, que al caer la lluvia en un territorio cubierto de vegetación, una parte del agua es captada por los copos y ramas de los árboles, esta se evapora y nuevamente forma nubes para asegurar próximas lluvias; otra parte desciende, se escurre por la superficie y el subsuelo, y da origen a ríos, arroyos, lagos, lagunas, bofedales y mantos acuíferos.
Acción frente al cambio climático reconocida por el MINAN
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Programa de Siembra y Cosecha de Agua de Ayacucho fue merecedor al Premio Nacional Ambiental Antonio Brack Egg 2016.[/caption]En Ayacucho la falta de agua ha llegado a niveles críticos. El sector Abra Ritipata a 4,900msnm, ubicado en el distrito de Paras -provincia de Cangallo- hace décadas lucía un espesor de dos metros de nieve, hoy es un completo desierto. Sobre sus cumbres descansaba la reserva de agua más importante de toda la región Ayacucho, de sus laderas se desprenden los afluentes de la presa Cuchoquesera, con una capacidad de almacenamiento de 80 millones metros cúbicos de agua, destinados al consumo humano y a la agricultura. En la actualidad esta planta apenas llega al 10% de su capacidad.
Una de las líneas de trabajo de la fundación tiene por finalidad la preservación de las cabeceras de cuenca, lugar donde nacen las corrientes de agua. A través de la tecnología ancestral “Siembra y Cosecha de Agua” se está ampliando la capacidad de lagos y lagunas situados en las partes más altas de la región. Esta práctica heredada de los Incas consiste en el almacenamiento del agua de lluvia en vasos naturales, protegidos con diques de piedra y núcleos de arcilla para la filtración del suelo y subsuelo. De esta manera se originan los acuíferos que formarán ojos de agua o puquiales, y estos a su vez surtirán a los humedales.
Son 16 cochas o lagunas intervenidas en el distrito de Paras. Además, se les ha colocado una válvula reguladora de salida del caudal para que los comuneros puedan utilizar el recurso de manera eficiente y responsable en la conservación de pastos naturales y asociados que cultivan para la alimentación de sus alpacas, principal sustento familiar. Asimismo, la captación de agua de lluvia es parte de un sistema integrado que contempla el manejo de suelos, forestación y pastos; rotación de canchas de pastoreo, instalación de zanjas de infiltración, control de cárcavas y andenerías, todo como parte de un plan participativo de la comunidad.
Este proceso ha significado el aumento de la capacidad conjunta de las 16 lagunas de 279,500 a un total de 749,500 metros cúbicos. Esta contribución a la mitigación de los efectos del cambio climático ha sido valorada por el Ministerio del Ambiente que ha otorgado el Premio Nacional Ambiental Antonio Brack Egg 2016 al Centro de Desarrollo Agropecuario – CEDAP, socia estratégica de la Fundación Ayuda en Acción en Ayacucho.
Evidentemente este reconocimiento nos anima a continuar con mayor compromiso en nuestros objetivos colectivos de la mano de nuestros socios locales en ocho regiones del país. También motiva a la reflexión para que cada uno en sus hogares, a propósito del racionamiento del agua en Lima y El Callao nos preocupemos un poquito más por saber de dónde proviene el agua que consumimos, cómo la naturaleza nos provee del líquido elemento y sobre todo cómo podemos cuidarla, quererla y protegerla.