La crisis por la pandemia ha afectado la economía de las familias peruanas, en consecuencia, se ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria y nutricional de miles de hombres y mujeres en situación vulnerable.
En este contexto y bajo el nombre de “El desafío del hambre en un clima cambiante”, se presentó el Informe Global del Hambre en el Perú 2021, en base a indicadores que se analizan bajo tres factores: la inadecuada oferta alimentaria, la desnutrición y la mortalidad infantil.
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COVID19: RETOS Y DESAFÍOS
Los problemas sociales se han complejizado en medio de un contexto nacional e internacional debilitado en los últimos dos años por la pandemia. Entre estos, la pobreza y el hambre representan un tema que necesita estar en agenda. Regiones como Apurímac, Huancavelica, Ayacucho, Huánuco, Ucayali, Loreto y Cusco se ubican en la escala de hambre “grave”.
“La crisis sanitaria ha acentuado los problemas de las zonas más alejadas, pero también de las zonas que tenían mejor desarrollo, las zonas costeras o agroexportadoras. Esta crisis sanitaria se ha visto exacerbada por la crisis política nacional en un contexto internacional inflacionario en el que se ponen en riesgo los planes de recuperación y personas que se ponen vulnerables antes esta seguridad alimentaria”, indicó William Campbell, director país de la Fundación Ayuda en Acción Perú.
Resaltó que es importante actuar desde una mirada integral que involucra a todos los actores sociales dentro de gobiernos locales y de Estado, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales y sociedad civil.
“Problemas complejos son resueltos con respuestas complejas que trascienden a las esferas locales. Tenemos que replantear nuevamente estos sistemas alimentarios y el abordaje a estos problemas tiene que hacerse bajo un enfoque holístico, que los temas de salud, seguridad alimentaria y nutricional consideren la salud humana, animal y ambiental indistintamente”, explicó Campbell, durante su presentación.
¿HAMBRE CERO? ECONOMÍA, SALUD Y ALIMENTACIÓN
Para el 2030, se plantea terminar con el hambre y la desnutrición; y aunque hay muchos esfuerzos, la brecha que vencer aún es amplia. “El informe resalta que los programas sociales, tanto alimentarios como no alimentarios, han contribuido a mejorar las condiciones de vida de muchas poblaciones desfavorecidas. Sin embargo, es necesario implementar medidas complementarias y sistemas de protección social con dominios más universales y que tengan un mayor alcance”, afirmó Binolia Porcel, vocera de la red Alliance2015 y representante de HELVETAS Perú.
Asimismo, Davide Bellini, vocero de la red Alliance2015 y representante de Cesvi, destacó que "las empresas y sociedad civil son de vital importancia para complementar, potenciar o mejorar la acción pública. Iniciativas como ollas comunes o atención comunitaria, desde las mismas poblaciones afectadas, han demostrado una respuesta rápida y eficaz ante las pérdidas económicas generalizadas, y han reducido los impactos severos de los choques adversos sobre la economía, la salud y la alimentación".
La presentación de este informe contó también con la participación de Laureano Del Castillo, Director Ejecutivo del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES); Marco Ramírez, Director de Población de la Dirección General de Población, Desarrollo y Voluntariado del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) y César Sotomayor Calderón, Coordinador Nacional del Proyecto GEF-FAO AGROBIODIVERSIDAD del Ministerio del Ambiente (MINAM).