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En los primeros tres años de vida el ser humano activa las conexiones de su cerebro, y ocurre una suerte de configuración de las facultades a desarrollar, que lo va acompañar el resto de su vida. En este período crucial, también es vital detectar cualquier anomalía en el desarrollo de un niño, tanto a nivel fisiológico, como cognitivo y social. Con un diagnóstico temprano es posible avizorar un futuro auspicioso para un niño o niña con alguna discapacidad.
Ubicado en el asentamiento humano Amautas, del sector Huáscar -del distrito más poblado de Lima como es San Juan de Lurigancho- el Prite Hermano Andrés es estratégico para trabajar con niños y niñas de alto riesgo. La desnutrición, el desconocimiento y la pobreza agudizan las probabilidades de adquirir una discapacidad y por eso la tarea del docente especial no espera. “Mi labor se inicia a las ocho de la mañana estimulando las capacidades de mis pequeños alumnos y orientando a las familias para que puedan complementar en casa el trabajo que se hace con ellos en clases”, manifiesta Yanet, quien dirige el programa desde hace 15 años.
El rol del maestro trasciende a las aulas y desafía la creatividad, y otra vez la vocación de servicio se hace presente. “Visito sus humildes casas para hacer efectiva la extensión del trabajo que se realiza en el Prite. Aprovecho todo lo que hay en su entorno sociofamiliar real, para lograr aprendizajes significativos con mis niños”, prosigue la docente especial.
El compromiso con la enseñanza y la prevención, también hace necesario que se amplíe el mensaje hacia otros auditorios. “Organizo talleres para jóvenes de secundaria. Muchos inician una vida sexual temprana sin ningún conocimiento de lo que pueda sucederles. Es un tema complejo y multisectorial, pero por lo menos me queda algo de tranquilidad cuando las adolescentes que salen embarazadas, aplican lo aprendido en los talleres para prevenir discapacidades en sus hijos”, sostiene la especialista en primera infancia.
La enseñanza es un apostolado y la única manera de asegurar que el conocimiento no se estanque es compartiendo lo aprendido. Esta tarea implica formar otras promotoras, específicamente a las encargadas de atender las Salas de estimulación temprana de los Programa no escolarizados de educación inicial (Pronoei), que suman 27 en el ámbito de la Ugel 5, a la que pertenece Yanet. ¿Dónde está la recompensa? “Ver que estas Salas funcionan en sectores muy alejados y pobres donde no llegan otros programas del Estado, es mi mayor alegría y la de las familias y niños a los que se atiende”, finaliza Guevara.
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Vocación de servicio en la educación especial
La educación es un derecho sin excepción. Como tal, el Programa de intervención temprana viene a ser el primer peldaño en la educación especial. El Prite “Hermano Andrés” nació como parte del programa de educación temprana de la Fundación Ayuda en Acción para la atención prioritaria de la primera infancia, con acompañamiento técnico de Yancana Huasy. Desde sus inicios en 2001 se han atendido a 635 niños y niñas, de cero a tres años.
Muchos niños tratados en el Prite, al cumplir cuatro años son derivados al programa de educación inclusiva y continúan sus estudios en escuelas de básica regular. Otros casos son acogidos en el Centro de educación básica especial “Señor de La Esperanza” que funciona en el centro Yancana Huasy.
El Prite Hermano San Andrés, hoy bajo la tutela del Ministerio de educación, cubre una alta demanda social. A su alrededor se gesta una mejora de las condiciones de vida de la población, a nivel social, educativo y familiar. Docentes como Yanet Guevara son el motor de este cambio y verdadero ejemplo de vocación de servicio.
Este y otros proyectos son fruto de la solidaridad de las personas que colaboran con la fundación. La campaña Invierte en Perú es un esfuerzo por seguir sumando en la lucha contra la pobreza, en diferentes puntos del país. Informes al T. 702 8600
