Quiero compartirles por qué me atrevo a hablar sobre el acoso sexual callejero. Tengo una sobrina que tiene los años 12 años cumplidos, una hermana que está pasando los quince años y una madre que está bordeando los 12 lustros. Todas ellas, como miles de mujeres; pareciera que indistintamente de la edad, de la instrucción que tengan, del territorio donde vivan; siempre estarán condenadas a un toque de queda.
Según las estadísticas 8 de cada 10 mujeres han sufrido acoso en las calles, en el mundo. Para ellas, salir a partir de cierta hora es peligroso, pasar por delante de un grupo de “hombres” es casi una tortura, porque indudablemente se expondrán a recibir piropos, silbidos, cumplidos con un fuerte componente sexual y manoseos donde hay tumulto de gente; es decir, la mayoría de mujeres están condenadas a recibir acoso sexual callejero en el mismo barrio donde viven.
No basta con eso, ellas se enfrentan a la terrible norma social que les hace creer que son culpables por vestirse de una manera provocativa, por salir a una hora que no es correcta y que además de todo, tienen que ser agradecidas cuando alguien les hace caso. Sinceramente, nada de eso hubiera querido para mi madre, ni quiero para mi hermana, mi sobrina o para las mujeres, en general. Y muchas de estas etiquetas o conceptos se generan al interior de nuestras relaciones.
¿Qué más revelan las cifras sobre acoso sexual callejero?

El acoso sexual callejero no se resume solamente a la simple acción sino que en muchos casos, termina siendo un trauma que deja huella irreparable en las víctimas.
Según el mismo estudio, el 38% de las mujeres que sufrieron acoso cambió de calle para ir a la escuela o el trabajo. A eso sumamos que, en el Perú, cada día, 16 niñas y adolescentes mujeres son víctimas de abuso sexual, según informe del Sistema de las Naciones Unidas. Frente a esta situación, La Fundación Ayuda en Acción y L’Oreal Paris, han unido esfuerzos para poner un alto al acoso sexual callejero generando conciencia y fortaleciendo capacidades en los diferentes niveles de gobierno.
Nos ponemos en acción para enfrentar el acoso
En el primer nivel se entrenará a más de 7500 personas en seis regiones del Perú en la novedosa metodología de las 5D. La primera técnica consiste DISTRAER creando una situación que cambie la dinámica; segundo, DELEGAR a alguien que esté en la posición de ayudar, asimismo DOCUMENTAR para compartirlo con la víctima y que sirva como prueba, siempre sin difundirlo a no ser que haya un permiso expreso por parte de la persona afectada de la persona que sufre estas actitudes. En las situaciones en las que sea posible, otra técnica es DIRIGIRSE al acosador, y evitar cualquier posible situación de violencia y, por último y DAR ASISTENCIA a la persona acosada y hacerle saber que la conducta que ha sufrido era equivocada.
El segundo reto es, poner en agenda el problema del acoso sexual callejero como un problema público, con el propósito de generar incidencia en el Estado para que se cumplan y propicien normas en los diferentes niveles de gobierno, la prevención y sanción de acoso, como por ejemplo incorporar en su plan operativo anual y plan de seguridad ciudadana, la atención a este terrible problema.
Pero más importante aún, es que, desde nuestras relaciones personales, nuestros espacios privados, los hombres empecemos a ser conscientes que podemos ser parte de la solución del problema, que podemos mostrar nuestra masculinidad de una manera diferente y sobre todo que podemos evitar que más mujeres sigan siendo víctimas de acoso sexual. Estoy seguro que si empezamos a generar espacios seguros al interior de nuestras relaciones, también propiciaremos que los espacio.
Escrito por:
José David Bardales, Coordinador Nacional de Protección.