El Perú ha empezado una nueva etapa en la lucha contra un enemigo invisible. Frente a la COVID-19 se han endurecido las medidas de aislamiento social obligatorio e inmovilización ciudadana para contener el avance de la curva de personas infectadas. Desde que se registró el primer caso el 6 de marzo, cada cinco días se duplica la cifra de contagios. Así, abril inicia con, 1323 casos positivos, 198 personas hospitalizadas, 56 en unidad de cuidados intensivos y 47 vidas perdidas. Es por ello, que no podemos bajar la guardia, reforzar la distancia social y lavarse las manos constantemente, es vital.
En medio de toda esta zozobra, demoledoras imágenes que llegan desde exterior y una incertidumbre por la paralización de la economía, también asistimos a innumerables muestras de desprendimiento. Un hombre viene desde el medio oriente para solidarizarse con el pueblo trujillano, una familia reparte alimentos en el centro de Lima para las personas más necesitadas, empresas se suman al reparto de agua y alimentos de primera necesidad en los asentamientos humanos. Surge la interrogante, ¿qué mensajes y lecciones nos trae el coronavirus? Javier Echevarría, psicólogo, actor y couching en relaciones humanas, nos ayuda a analizarnos y plantearnos cómo vamos a llenar nuestro vaso, cuando todo esto pase.

Frente a la COVID-19
¿Cómo asimilar la cuarentena?
Cuarentenas y pandemias ha habido muchas veces en la historia, pero nunca conectados con internet y todas estas herramientas digitales que nos permite seguir conectados, es decir que, comparado a otros momentos de la humanidad, esto es un lujo. Igual, la gente tiene algunas pequeñas acciones que nos permiten respirar un poco, como salir a comprar. Entonces, no es una situación tan restrictiva. El problema es lo que tú te imaginas, los panoramas que tú vas creando en tu cabeza, eso es mucho más estresor que el estar en tu casa en sí.
¿Por qué hay personas que reaccionan diferente ante una misma situación?
Esta pandemia ha venido en un momento donde la sociedad tenía como dos fuerzas. Una fuerza empática porque globalmente cada vez, hay más interés por los derechos humanos, por las minorías, por los animales; y al mismo tiempo un narcisismo bastante extremo. Yo he escuchado a algunas personas _en cuarentena en los hoteles_ que dicen, ¡esta vida es miserable porque no tengo una ventana! Pero claro, yo lo entiendo, y seguramente lo está viviendo con esa intensidad porque es una respuesta a cómo estaba funcionando el mundo. La consigna era, tú haces lo que quieres, no tienes restricciones. ¿Qué me provoca? Quiero comer esto, con un botoncito, plim, viene un delivery y te lo trae. ¿Qué me provoca? Quiero hacer esto, plim, plim, plim. Y de pronto, de golpe el mundo ha tenido que frenar eso.
¿Ese tirón sería lo que está costando más que el encierro en sí?
En realidad, lo que está en cuarentena no es nuestro cuerpo, es nuestro ego. Quien se vuelve loco es el ego que siempre está conectado con los deseos. Entonces, o aprendes a tolerar esa frustración, que es un aprendizaje muy importante para los milenialls y para muchos adultos, o eso te va a producir un estrés, una ansiedad y un montón de síntomas piscológicos solo por resistirte a tolerar la frustración. Acepta lo que hay, acepta la realidad y vive feliz y tranquilo con eso, sabiendo que estás colaborando con el resto.
¿Quedarse en casa puede ser una oportunidad para afianzar nuestros compromisos?
El hecho de decir quédate en tu casa te están diciendo quédate en tu hogar y en el hogar es el lugar donde viven los compromisos, donde están tus raíces. La consigna es, quedémonos en casa y cuidemos a las personas que tenemos a cargo. Es como si fuéramos un árbol, que ha venido un vendaval que nos está moviendo, pero, ¿qué hace el árbol en ese momento? Justamente se aferra a sus raíces, para que el viento no lo saque. Y una vez que pase el viento las hojas volverán a salir, los frutos volverán a salir, las flores volverán a salir, pero las raíces se han vuelto más fuertes. Yo creo que para las raíces estén más fuertes los compromisos tienen que estar más fuertes. El compromiso con tus hijos, con tus padres, con tu pareja, con tus seres queridos, con tu trabajo, con tu equipo, tus compromisos solidarios con organizaciones como ustedes, es el momento de alimentarlos y fortalecerlos.
Toda crisis es una oportunidad ¿Qué debemos cambiar, como sociedad?
A mí lo que más me sorprende y me conmueve, es que antes de la cuarentena, solamente se pensaba en, producir, producir, producir, crecer, crecer, crecer. La economía por encima de todo, y de pronto, resulta que la empatía era más importante que la economía y estamos en casa para cuidarnos, para cuidar al otro, a pesar del efecto a la economía.
La situación económica va a ser muy dura. Puede ser que, para empresas muy frágiles, un mes puede llevarla a la quiebra. Puede ser que dices, tengo 100 trabajadores o quiebro y cierro, o saco a la mitad y tratamos de reflotar a la empresa con los 50. Son decisiones difíciles, que son consecuencias de lo que estamos viviendo y esto recién empieza. En algunos países lo mencionan, aquellos que están más mucho más conectados con el valor de la economía dicen, bueno pues, a los abuelos les toca sacrificarse, no vamos a poder atender a todos. Pero, yo creo que tarde o temprano, la presión global va a priorizar la vida y el cuidado.
¿Cómo deberíamos prepararnos para el cambio?
A mí me da optimismo, me da fe y me da interés, a pesar de que yo también siento el golpe económico fuerte. Yo tengo un equipo, estamos más unidos que nunca, estamos tratando de reinventarnos, porque nosotros además trabajamos con gente de forma presencial, hacemos muchos eventos, programas, talleres y ahora que acabe la cuarentena probablemente durante un buen tiempo no lo permitan. Entonces vamos a tener que reinventarnos y estamos todos conectados para hacer eso y cada quien tiene que encontrar sus propios desafíos y sus propios retos para aprender de esto y aportar.
¿La solidaridad y la empatía son valores que deberían guiar a esta nueva sociedad en construcción?
Yo espero que sí, que este ejercicio de solidaridad cale hondo, a la raíz. El verdadero objetivo es que la familia despierte, que uno se dé cuenta que tiene que honrar a sus seres queridos, al vínculo con el otro. La empatía es un sentimiento y la solidaridad es una acción que nace de esa emoción. Entonces cuando uno siente empatía te nace la solidaridad, uno no se queda con la empatía ahí nomás guardada, se convierte en acciones y esa ayuda en acción es la solidaridad.
Finalizamos esta interesante conversación, con la seguridad que las personas están viviendo esta crisis desde la empatía son más. A ellas, Javier Echevarría les deja una tarea impostergable: “Es importante que no olvidemos lo que estamos viviendo, mantengamos eso en la memoria, porque es la tradición oral de lo que ha sucedido lo que va alimentar el alma humana posteriormente. Las noticias se van a quedar con los datos, cuánto tiempo duró, cuántos muertos, el efecto en la economía, nada más. Pero, toda esta experiencia que nos ha hecho ampliar nuestra conciencia, eso lo tenemos que contar cada uno, en nuestro círculo de influencia, con la familia, con los seres queridos, cómo este momento ha sido tan importante para salvarnos como especie”. #SomosAyuda.