Además, tiene un alto impacto económico en las comunidades costeras donde se cultivan. Muchas personas trabajan en la producción y procesamiento de las conchas, generando empleo y mejorando la calidad de vida de las familias locales.
La historia de Viza y sus conchas de abanico
Su padre fue buzo por más de 30 años en la Bahía de Sechura, en Piura. De él, aprendió a convivir con el mar, el que es su segundo hogar. Poco a poco el negocio familiar, que empezó con la compra y venta de conchas de abanico, creció. Así dio sus primeros pasos, hasta convertirse, hoy en día, en una planta de procesamiento primario.
Piura ocupa el 80% de producción nacional de las conchas de abanico. En la región, son 11 plantas primarias, entre ellas Viza. Pero la industria de estos bivalvos no siempre es favorable. Su producción está condicionada a las afectaciones climáticas. “Yo he trabajado langostino, caracoles y cuanto se presentaba. La Bahía de Sechura ha sido muy productiva en sus tiempos, pero ya venimos siendo muy golpeados en el sector por el cambio climático y la falta de políticas de prevención”, Isabel Viza, gerente general de Viza.
Cerca del 70% de las conchas de abanico son residuos y se desechan. El otro 30%, se procesa primariamente y se envía a otros centros para que continúen el proceso, para su exportación final.
El impacto del cambio climático
El 2017 es un año que marcó a Piura en todos los niveles. Los desbordes de los ríos afectaron, gravemente, el cultivo de las conchas de abanico. En 2021 y 2022, el sector apenas alcanzó un lento proceso de recuperación. Y el 2023, fue nuevamente fulminante para la industria conchera. El fenómeno Yaku trajo temperaturas muy altas que calentaron las aguas, alterando el ecosistema y la salinidad del mar. La consecuencia, el desabastecimiento de las conchas de abanico.
“Nosotros dejamos a un precio accesible nuestro producto que se queda en Sechura. Y esto mueve la economía. Usted ve hoteles funcionando con platos de conchas de abanico, motos de un lado a otro llevando pedidos, restaurantes, pero si no hay, ¿qué se hace? Sin trabajo, hasta la delincuencia se incrementa”, señala Viza.
En medio de un escenario que parece desesperanzador, sale a flote la resiliencia del sector para enfrentar estas adversidades. Viza es parte del programa de aceleración Qallariy, que promueve un desarrollo empresarial sostenible y estratégico a pequeñas y medianas empresas agroalimentarias. En este sentido, actualmente con Viza se está trabajando en redirigir los productos con los que trabajar y apuntalar a otra industria para paliar los efectos climáticos.
El empoderamiento de la mujer en el sector de la concha de abanico
El sector acuícola y de la pesca ha sido desarrollado, por mucho tiempo, solo por hombres, debido a la rudeza de las labores. Esto, impactó en un grado alto de machismo, basado en estereotipos. En este escenario, Isabel Viza se fue abriendo camino y promoviendo la incorporación de las mujeres al trabajo. Tanto que al día de hoy, tiene alrededor de 100 mujeres participando en igualdad de condiciones que los hombres.
“Siempre he sido una mujer trabajadora. Tengo dos hijos y gracias a las conchas de abanico, los he podido educar y salir adelante. Y motivo a otras mujeres que lo hagan, que tengan independencia económica, autonomía en sus decisiones, que crezcan y sean felices”, culmina.