La acuicultura o crianza de especies marítimas, es una actividad en crecimiento en el Perú. Y pese al azote de la Covid-19, no dejó de generar una economía sostenible en la vida de los pobladores de la región Piura.
El mar nos trae alegría, añoranzas, recuerdos, y muchas veces decimos que nos hace la vida más feliz. Para un hombre y mujer que se dedican a la pesca o acuicultora, lo que el mar significa va más allá. Es su fuente de trabajo, su estilo de vida...su futuro.
Perú tiene uno de los mares más ricos en variedad de especies; sin embargo, el sector pesquero es, paradójicamente, uno de los más golpeados por la pobreza y falta de oportunidades. En medio de este panorama, es que nace AcuiPesca, un proyecto que tiene como objetivo apoyar y fomentar la pesca sostenible en la región Piura encontrando oportunidad en una de las especies que lidera esta extensa lista de recursos marinos: las conchas de abanico, unos pequeños moluscos que ponen a nuestro país en los ojos del mundo.
Conchas de abanico, el tesoro de Sechura
En la caleta de Parachique, Walter Chulle (52), es uno de los impulsores del cultivo de este molusco en la bahía de Sechura. Él es presidente de la Asociación Víctor Manuel, de la zona de producción de Las Delicias. Y ya lleva gran parte de su vida dedicándose a esta labor, la misma que empezó como pescador artesanal.
“Ser acuicultor no es venir, sembrar el producto y esperar a que lo cosechen e ir a verlo. Es estar constantemente ahí”, expresa.
Obtener este recurso en su tamaño comercial puede demorar entre 10 a 12 meses. Es decir, desde que se realiza la obtención de la semilla hasta el crecimiento de la concha y su cosecha. En esta última etapa, es importante la participación de los buzos que se encargan de la extracción de la concha de abanico.
Como parte del proyecto, se impulsan certificaciones para ejercer esta labor con mayor conocimiento profesional; es decir, la finalidad es generar oportunidades de trabajo para los diferentes actores de la cadena productiva: pescadores, acuicultores y pobladores.
“Nuestro deseo es contar con una planta de proceso propio para las conchas de abanico, con una planta de congelado. Nosotros generamos 40 mil puestos de trabajo en la acuicultura, y queremos doblar la cantidad, anhelamos ser exportadores de nuestro propio producto”, señala Walter.
Esta es una iniciativa de Ayuda en Acción y la Cooperación Gallega de España que pretende impulsar una pesca y acuicultura más competitiva y sostenible. A estos esfuerzos se suman las alianzas con el Centro Tecnológico del Mar (CETMAR), ANFACO-CEOPESCA y el Ministerio de la Producción (Produce), que no solo están centrados en el cultivo de la vieira (otro nombre de la concha de abanico), sino también en el desarrollo de capacidades financieras y administrativas para que los pobladores lideren sus propios negocios.
La tilapia, otra especie en valor
La comercialización de la tilapia no es una actividad reciente, pero maricultores de la provincia de Sechura le han otorgado un nuevo valor. Merci (24) y Melissa Flores (32) son dos hermanas piuranas que llevan un año en el rubro. En este tiempo, ya están desarrollando una importante cadena productiva con la tilapia, como parte de la Asociación Oasis Production en el caserío de Chusis. Esta organización está conformada por unas 15 familias de pescadores y pescadoras artesanales.
Ayuda en Acción, a través de AcuiPesca, ofrece capacitaciones sobre emprendimiento para que la actividad no termine en la crianza y venta. Se busca que puedan ejecutar la implementación de su propio negocio, que para ellos y ellas significa tener su restaurante turístico.
“Cultivamos, sembramos, cuidamos varios productos del mar, los ponemos en venta a mercados locales, y aparte hacemos gastronomía, de la misma tilapia elaboramos platos típicos”.
Actualmente, se encuentran en un proceso de recuperación, en medio de esta pandemia. Pero, por otro lado, ha sido una motivación para reinventarse haciendo pedidos a delivery para mantener vigente su trabajo y seguir apoyando a sus familias.
“Sigamos, seamos consecuentes, porque te ayudan, pero depende de tu esfuerzo” afirma con determinación una de ellas.
Son ocho mujeres las que lideran y representan este proyecto y se vienen capacitando constantemente en la aplicación de técnicas de producción. Su sueño es tener su propio local recreativo promoviendo experiencias vivenciales y ecológicas para el público. Pero este ideal, ya está a pasos de realizarse, pues recientemente recibieron por parte de la fundación los materiales necesarios para volverlo realidad. Estamos hablando de las sillas, mesas, utensilios, entre otros, y este año se tiene planificado que puedan recibir cursos de gastronomía marina.
Oportunidades de futuro en la acuicultura
Cada vez hay más personas interesadas en el mercado de la acuicultura, donde historias como las de Walter, Merci y Melissa buscan espacios para crecer. No solo con la producción de conchas de abanico ni tilapias, sino también quieren implementar la crianza de otros peces y moluscos. Así como, una mayor puesta en valor de sus cadenas productivas.
“De repente uno de mis hijos estudia para chef, y otro algo así, eso sería bonito, viéndolo a largo plazo, dejarles una fuente de trabajo donde solo lo continúen”, dice Melissa con una gran sonrisa.
Por su parte, Walter también augura un futuro prometedor para la acuicultura, en el que los jóvenes tengan un lugar activo.
“Se necesita mucho esfuerzo, y eso es lo que necesitamos, que ellos sigan este trabajo. Ellos mismos pueden aprender muchas cosas que nosotros podemos necesitar más adelante, por ejemplo, queremos exportar nuestro producto”.
Es importante que la experiencia, juventud, distintas organizaciones y autoridades sigan sumando esfuerzos colectivos en miras de alcanzar mejores estándares de calidad y potenciar la internacionalización de estos productos marinos. Hay un largo camino, y como asegura Walter:
“Este trabajo no termina aquí”.